Apagón 250428 (versión castellano)
Apagón 250428
Mis valoraciones personales y provisionales (10/5/2025)
Partimos de un análisis en el que la falta de información forma parte del enunciado del problema y nos encontramos en una fase muy temprana desde el incidente, por lo tanto, las conclusiones solo pueden basarse en la información aportada por el gobierno, el sector, los medios y la experiencia personal de asuntos anteriores, así como del conocimiento aportado por otras experiencias vividas en otros países que, con penetraciones de generación fotovoltaica (FV) igual o superior, quizás disponen de mejor garantía por las interconexiones que tienen con otras redes vecinas.
Es plenamente plausible que estemos ante un fenómeno que tenga múltiples causas, como era de esperar en un sistema de alta complejidad no suficientemente reconocida. Pensar que puede haberse tratado de una única causa nos dejaría aún más vulnerables.
Pruebas de que estamos ante un hecho multicausal es que, con circunstancias similares anteriores y posteriores al incidente, el sistema eléctrico no ha entrado en la inestabilidad que tuvimos el día 28 de abril y que acabó provocando el fallo total del sistema.
Que en circunstancias similares el hecho no se haya reproducido no quita gravedad ni modifica la posibilidad estadística de que este suceso pueda volver a suceder, y por tanto hay que afrontarlo con determinación.
Las características del mix de generación en el momento del incidente y experiencias vividas en otros países inducen a pensar que se necesitan modificaciones en el diseño de las conexiones de plantas fotovoltaicas a la red, siguiendo esquemas que aporten más flexibilidad a la vez que ayuden a la formación de la onda y no solo a su seguimiento (Grid forming versus Grid following). Pero si nos quedamos aquí habremos hecho un flaco favor al sistema y habremos desperdiciado la oportunidad de aprender del caso.
Hay que evolucionar rápidamente y superar los retrasos en la incorporación al parque de generación de elementos que aporten más inercia y a la vez capacidad de almacenamiento que, por otra parte, ya están contemplados en los planes aunque la velocidad de desarrollo es inaceptable.
Es necesario superar los retrasos acumulados tanto por una falta de regulación que incentive el almacenamiento como la actitud de la sociedad para su aceptación, al igual que ocurre con las renovables, combatir las dificultades administrativas y la incomprensión de la situación por parte de la sociedad, especialmente en Cataluña (efecto NIMBY).
Por eso es necesario actuar adecuando las señales del mercado o asumir de manera responsable desde el ámbito público una actividad que es imprescindible para garantizar un servicio básico.
El almacenamiento que necesitamos debe garantizar las necesidades tanto en potencia como en energía, por lo tanto, no solo son necesarias las baterías, sino también las centrales hidroeléctricas reversibles que, al tratarse de alternadores convencionales, además aportan garantía y estabilidad al sistema. En este sentido, remito al anexo 1 del estudio que hizo el Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña titulado "La transición energética en Cataluña" en abril de 2022 y el posterior "Reflexión sobre el sector eléctrico”, febrero 2025, que valoraba en casi 15 GW la capacidad de potencia ejecutable en bombeos hidráulicos solo en Catalunya y Aragón y en estudios posteriores se evidencia que el potencial puede ser superior.
En el despliegue de las grandes instalaciones de baterías (megabaterías) no podemos repetir los errores que se hayan podido cometer en el despliegue de centrales de generación FV y, al tratarse de acoplamientos con electrónica de potencia, deben estar equipadas desde el primer momento con los elementos de estabilización pertinentes.
En cuanto a la red de transporte, no podemos obviar que en este caso las protecciones no han sabido aislar el defecto en uno o más ámbitos más reducidos, ni desconectando líneas y a estas alturas, tenemos dudas sobre cómo han actuado los mecanismos de desconexión automática de carga por subfrecuencia, y por tanto nos encontramos ante un fenómeno nuevo.
Considero el caso especialmente grave a la vista del comportamiento de las tensiones en diferentes nudos de la red mallada de transporte y basándome también en la experiencia en otros países como India, Australia, California o Alemania, o estudios recogidos en instituciones como IEEE, ScienceDirect, Springerlink u otras.
Este incidente marca un antes y un después y será necesario ir más allá de la concepción continuista que teníamos de la red eléctrica de transporte. Igual que pasó con el incidente del 24 de agosto de 1993 conocido como el incidente de Vandellós aunque si inicio tuvo lugar en una subestación eléctrica en Barcelona que dio lugar al concepto de "red crítica" y la remodelación del sistema de protecciones, los tiempos de actuación, protecciones diferenciales de barra, "teledisparos" en protecciones diferenciales de línea y protecciones de distancia, ahora nos podemos encontrar en un momento similar.
Entiendo que se necesita un estudio de esta red eléctrica de transporte para identificar cuáles han sido ahora los "nudos críticos", tal vez con un nuevo concepto con la nueva generación, para dotar a estos nudos de equipamientos que den más flexibilidad a la red de corriente alterna (AC) del Sistema Eléctrico de Transporte, ya sea con la incorporación en estos nudos de elementos pasivos de control como inductancias o impedancias o de elementos activos como FACTS.
Las tensiones a las que ha estado sometida la red comportan un estrés de todo el equipamiento y especialmente del aislamiento, lo que afecta a su envejecimiento y compromete su seguridad futura, por tanto, es urgente poner remedio para que este fenómeno no tenga continuidad (descargas parciales).
El necesario e imprescindible despliegue del autoconsumo, la generación con recursos renovables, distribuida o no, no ayudará a mejorar el comportamiento general de la red en términos de estabilidad sino al contrario, dado que introduce más variables, más imprevisibilidad y más electrónica de potencia i menos inercia del sistema eléctrico, lo que puede inducir a más oscilaciones. Por tanto, deben ser la red eléctrica de transporte (y también la de distribución) las que se adecúen a este nuevo paradigma.
No podemos obviar (con la prioridad necesaria) el efecto que han tenido las interconexiones en la estabilidad del sistema. Si bien, con una interconexión muy escasa con el sistema Europeo por cuatro conexiones, tres de ellas en Cataluña (dos de las cuales en corriente continua), la desconexión ha contribuido a contener el efecto en la península. Hay que valorar si una mayor potencia de intercambio en malla habría podido contribuir a una mejor estabilidad del sistema peninsular.
La fragilidad de la conexión con Francia por Catalunya daría pie a otro papel pero me remito a mi escrito en el blog
https://josepballart2.blogspot.com/2022/08/reflexiones-sobre-linciden-del-24-de.html)
Por lo tanto, es necesario seguir trabajando a futuro en más interconexiones más allá de la del golfo de Vizcaya, como pueden ser por ejemplo un posible eje catalano-aragonés y hacia Francia que vertebre la generación renovable de Aragón con la capacidad de almacenamiento del Pirineo y un posible enlace subterráneo con Francia a través de un uso parcial del antiguo túnel de Viella y la remodelación prevista de la N230 o incluso un enlace submarino entre la costa de La Selva (SE La Farga o Bescanó) y la zona de la Provenza francesa, aprovechando allí la infraestructura que RTE puede desplegar en la zona para la integración de la energía eólica del golfo de León.
Mientras no se apliquen nuevas medidas, por restricciones técnicas, será necesario establecer una reglamentación o adecuación de los procedimientos operativos (PO) que permitan una operación más prudente de la red y de la asignación de reserva, de regulación secundaria, de las tecnologías más adecuadas para la cobertura de la demanda, como la gestión de las posiciones de regulación de los transformadores AT/AT con criterios de seguridad, la apertura de líneas en situación de cargas bajas o en el caso de la generación, la programación de ciclos combinados.
Al menos, valoro como muy positiva la tarea de recuperación de la red que llevó a cabo el Operador del Sistema con las medidas establecidas, la formación de islas y posterior mallado de la red y la reconexión con el sistema europeo.
Debe considerarse si la actual estructura organizativa entre el transportista, el operador del mercado y el operador del sistema y su integración empresarial, presenta cada uno de ellos la independencia necesaria para el desarrollo de sus funciones.
Hay que repensar si el operador del sistema debe asumir directamente más protagonismo en la gestión de determinados activos de generación o de almacenamiento como herramientas propias de la operación del sistema (en Francia un % de la generación nuclear la gestiona directamente el operador del sistema) o tener más competencia en la planificación de la red (actualmente esta función corresponde formalmente al Ministerio) y si en este caso tendría sentido que fuera un organismo público.
Recordemos cómo los días anteriores, a través de la opinión pública y publicada, había cierta presión destacando con titulares como "100% de la demanda cubierta con renovables" o "el precio de la energía a cero euros". También algunas voces advertíamos (yo incluido) del impacto en costes que deberíamos asumir si esta situación requería más gasto de servicios complementarios y que todo tiene un coste. Entiendo que una visión frívola de aspectos que tienen un fuerte componente técnico y de alta complejidad en esta ocasión puede haber tenido su efecto en la toma de decisiones.
Habrá que explorar también la alternativa del uso de los vertidos que se puedan tener que soportar en energía de fuentes renovables, especialmente fotovoltaica, para su posible aprovechamiento para la generación de biogás o directamente hidrógeno, a la vez que pueda ser utilizado como fuente de combustible en plantas de ciclos combinados convencionales o directamente inyectado en la red de gas o para otros usos como fertilizantes y otros.
Para alcanzar este objetivo de aprovechamiento será necesario arbitrar medidas técnicas, de regulación y también de mercado.
Dado que todas estas acciones pueden conllevar sobrecostes en el sistema eléctrico, tanto de gasto como de inversión, será necesario tomar medidas especiales sobre la repercusión de costes, tanto en aspectos fiscales como de protección a las partes más vulnerables de la sociedad, como se ha hecho en el pasado, como durante la COVID-19.
Para cada uno de los puntos recogidos en estas conclusiones se requerirán estudios monográficos con más profundidad, algunos de los cuales pueden ser de larga duración o incluso de ámbito académico.
Nos hace falta determinación y valentía y saber explicarlo a la sociedad para que modere un poco su tono, ya que el reto al que nos enfrentamos, si queremos avanzar con rigurosidad técnica y con seriedad y sin populismos ni simplificaciones, es muy difícil, y que la transición que nos exige la lucha contra el cambio climático, la electrificación, la movilidad eléctrica, el autoconsumo, la integración de energía de fuentes renovables o la descarbonización es irrenunciable.
Como algunas de las acciones propuestas pueden tener plazos de realización superiores a cinco o diez años y hay que considerar inversiones “multi-mil-milonarias”, es imprescindible establecer pactos nacionales e iniciar los estudios y los trabajos de forma urgente.
Las consecuencias de este incidente abarcarán todos los ámbitos de nuestra sociedad (empresas, administraciones y personas) y no podemos obviar el comportamiento de la población y será necesario que todos hagamos una valoración de nuestro comportamiento, riesgos y oportunidades para mejorar la resiliencia.
¿Cómo se ha comportado la administración, la cadena de avisos, los planes de emergencia previstos por la Unión Europea, las redes críticas (emergencias, broadcast, salvamento marítimo, policía, bomberos, gas, agua...)? ¿Deberían apoyarse en redes de telecomunicaciones independientes y con alimentación de respaldo garantizada e instalaciones esenciales para su funcionamiento, también con alimentación de respaldo garantizada, como ya ocurre con muchas de ellas? ¿Las redes de telecomunicaciones, especialmente las móviles, no deberían comportarse con más resiliencia? ¿Qué pasa con la movilidad (trenes, metro, coches eléctricos...)?
No hace falta hacer una lista larga, pero decir que las instalaciones de cliente críticas también deben tener en cuenta cómo querrían que se comportaran en caso de un apagón (que no tiene por qué ser de todo el país) creo que también es importante.
Es un desafortunado incidente, pero una oportunidad para repasar los planes de resiliencia o hacer nuevos, para aprender de los errores y de las circunstancias, para que como sociedad seamos más fuertes y resilientes.
Y por tratarse de mi blog, dejadme acabar con una máxima mía:
"la confianza en la tecnología es inversamente proporcional al conocimiento que se tiene de la misma".